Chihuahua.- Los coercitivos impuestos aplicados por el Gobierno del Estado a los tahúres que juegan en los casinos locales, provocaron una notable deserción ludópata en estos negocios.
Las maquinas de juego en los casinos de Fashion Mall lucieron totalmente polveadas, sin rosarios ni agua bendita de las adultas mayores, ya que el estado cobra desde diciembre el 10% de lo que los jugadores cargan a sus tarjetas para despilfarrar su dinero
Por propuesta de la Gobernadora Maru Campos Galván y el Secretario de Hacienda Jesús Granillo, el Congreso del Estado aprobó el impuestazo que causó rabia entre los amantes del juego de azar.
El aumento en la presión fiscal sobre los usuarios de la industria generó un efecto contrario al motivo por el que se impuso, es decir, recaudar más dinero.
Tras el requisito de pagar un impuesto aún ante la posibilidad de perder el dinero, los jugadores desincentivados se han negado a gastar en el sector.
Los casinos de Chihuahua se vieron seriamente afectados por la pandemia del COVID-19.
Lo que dure el Gobierno actual, el sector del juego se verá sometido a nuevas cargas impositivas.