Bamberg, Alemania – En un fallo con repercusiones significativas, la audiencia territorial de Bamberg, ubicada en el sur de Alemania, ha ordenado a la empresa farmacéutica AstraZeneca que revele información detallada sobre casos de trombosis potencialmente relacionados con su vacuna contra el COVID-19.
La decisión surge en el contexto de un caso judicial presentado por una mujer de 33 años que busca una indemnización de 250 mil euros debido a los dolores que experimentó, además de una compensación adicional de 17 mil 200 euros por ingresos perdidos y hasta 600 mil euros por posibles limitaciones futuras.
El tribunal ha considerado que la divulgación de estos datos puede ser fundamental para esclarecer los vínculos entre la vacuna y los episodios trombóticos reportados. AstraZeneca está obligada a proporcionar información sobre los casos de trombosis ocurridos en personas vacunadas desde el 27 de diciembre de 2020 hasta el 19 de febrero de 2024.
Se cree que la vacuna desarrollada por AstraZeneca podría, en ciertos casos, aumentar el riesgo de trombosis, y aunque el fabricante ya ha proporcionado datos parciales, ahora se le solicita presentar una información más completa.
Una vez que estos datos estén disponibles, el tribunal tiene la intención de encargar un informe especializado para evaluar en detalle la relación entre la vacuna y los casos de trombosis reportados. Sin embargo, el proceso legal podría extenderse durante años antes de que se alcance una conclusión definitiva.
La demandante, quien sufrió una trombosis que la dejó en coma y con secuelas permanentes después de recibir la vacuna de AstraZeneca, ha recibido un reconocimiento oficial por parte del estado federado de Baviera por los daños colaterales sufridos.
En el ámbito de Baviera, el Centro para Asuntos Sociales y de Familia (ZBFS) ha recibido un total de 2 mil 712 solicitudes relacionadas con posibles daños asociados a la vacunación contra el COVID-19, de las cuales 140 han sido reconocidas como casos de daño vinculado a la vacuna.
Este caso legal refleja la creciente preocupación y la necesidad de una mayor transparencia en relación con los posibles efectos secundarios de las vacunas contra el COVID-19, especialmente en medio de la continua campaña de vacunación a nivel mundial.
