Las ratotas del Verde Ecologista amenazan con volver; lea aquí un poco de su robadera

Varios reporteros se encontraron a la cacique del Partido Verde Ecologista de México, María Ávila Serna y le confirmó lo que se temía, que su negocio político amenaza con resurgir, aunque tendrán que enfrentar el repudio de la ciudadanía y los extensos requisitos de ley para volver a ser partido en Chihuahua.

El PVEM perdió su registro en las elecciones pasadas, cuando ni los familiares de sus candidatos votaron por ellos, y por lo tanto, el Instituto Estatal Electoral decidió que desaparecieran del paraíso presupuestal para gandallas, flojotes y labiosos.

Las disputas al interior entre Brenda Ríos, excandidata a la gubernatura y hoy miembro de la familia Lebarón, y Ávila Serna, provocaron una ruptura que logró al fin lo que muchos deseaban, es decir, que los del Verde que nada hace por la lucha ecologista siguiera mamando presupuesto.

Ávila Serna confesó que ahora se reagrupan, que vivir fuera del presupuesto público está cañón (a pesar de décadas de robadera), que expulsarán a Brenda Ríos y que por lo pronto dirige lo que queda del Verde un tal Manuel Barrera, a quien eligieron durante una asamblea el pasado diciembre.

María Ávila Serna dice que reviven de la cenizas como el Fénix, pero a fin de cuentas sólo son lágrimas de cocodrilo, porque del partido lograron desviar recursos a tal grado de convertirse junto con su esposo y también exdiputado del Verde, Alejandro Gloria, en empresarios de nada modestitos casinos de Juárez.

Brenda Ríos también se iría feliz, pues luego de ser diputada local fue nombrada delegada de Semarnat en los tiempos de César Duarte y Peña Nieto, cuando autorizó a la familia de su esposo Alex Lebarón la perforación de decenas de pozos ilegales en municipios en el noroeste, donde no hay agua, pozos para los cuales consiguieron un amparo con una de tantas basuras de jueces federales, para evitar su clausura.

En fin, el partido que navega con la bandera de la ecología pero que lejos de evitar la devastación de las zonas naturales, las destruye, amenaza con regresar. A menos de que la gente de nuevo les pinte un dedo y la justicia los alcance, mientras los Lebarones se hacen las vístimas (sin mencionar el lamentable atentado contra su gente) y siguen secando las regiones para levantar sus nogaleras y enviar dinero a su país, los Estados Unidos.