El sector inmobiliario y constructor de Chihuahua capital son la cosa más deleznable, y que el propio chihuahuense ha hecho crecer los gordos bolsillos de los empresarios por la necesidad.
Comprar vivienda aquí es solamente para un jeque. Precios súper inflados en zonas que anteriormente eran colonias populares y actualmente sufren de gentrificación; en ocasiones ni eso.
El Cártel Inmobiliario local provocó que el costo promedio de la vivienda subiera aquí un 18% en este 2022, según propias cifras de la Plataforma de Inteligencia Competitiva del Sector Privado.
Un precio promedio de vivienda asciende a Un millón 248 mil 900 pesos en zonas alejadas a la mancha urbana y del primer de la ciudad.
Durante los últimos años se han extendido descontroladamente los permisos para la construcción de nuevos fraccionamientos, que han causado un severo impacto ambiental, pues los honorables regidores que han pasado por el Salón de Cabildo, solo han sabido levantar la mano con obscuros intereses.
A lo que respecta al sector inmobiliario, las viviendas (casi pie de casa) en venta y ubicadas alrededor de zonas como Campo Bello, Unidad, Juventud Norte, Saucito —por mencionar algunas— rondan sus precios valor avalúo los $950 mil pesos; sin embargo, los coyotes inmobiliarios ofrecen descaradamente a la venta viviendas de mismas características hasta en Un millón 400 mil pesos, o depende el sapo la pedrada, que se traduce como el estúpido ‘precio mercado’.
Año con año, las estadísticas que contemplan el número de los créditos hipotecarios en la ciudad, disminuyen continuamente por esta problemática, pues basta con solo informarse en fuentes fidedignas.
Ahora bien, el factor inflacionario es comprensible, pero el abuso y acaparamiento de mercado al mero estilo monopolista, chinga y jode al que menos tiene y que necesita un techo para mejorar su calidad de vida y de su familia.