
Chihuahua. – De comprobarse el presunto robo de 3 millones de pesos que el INE le dio a la dirigencia nacional del PAN y que debieron utilizarse para capacitación de grillos, Javier Corral podría ir a la cárcel.
Fermín Ordóñez, quien fuera funcionario duartista y dirigente del PRI Municipal de Chihuahua, fue quien presentó la denuncia que comprueba con documentos y facturas que Corral, el gobernador más holgazán en la historia de Chihuahua, también le gusta el hurto.
Según las acusaciones el robo del dinero ocurrió ente 2010 y 2016, y Corral habría utilizado a un empresario de nombre Eduardo Almeida para desviar el dinero, así como que no quiere la cosa, a través de contratos fantasmas con sus empresas.
Mientras se hacían registros falsos en las empresas de Almeida, Ordoñez asegura que Corral gastaba el dinero en varios espectaculares para promocionar su imagen y comprar una camioneta Honda de lujo a su esposa Cinthia Chavira.
Como siempre, Corral pegó el grito en el cielo asegurando que Duarte está detrás, que Maru le hace ojo y que lo acusan por su intachable carrera de eterno mantenido del presupuesto, pero al parecer el paseño y ciudadano de los Estados Unidos de América pues, nomás no tiene llene.
El historial de Corral es vasto y ruin, pues despojó con engaños a una mujer adulta mayor en Juárez para comprarle un terreno a precio ridículo, otorgó cientos de contratos dudosos con moche incluido durante su sexenio y quiere pasar muchos años más con vida de rey a cargo de los impuestos de la gente.
Como dato curioso, el empresario que participó en el cochupo corralista, es hermano de Carmen Almeida, excandidata independiente a la gubernatura de Chihuahua y suplente de Tatiana Clouthier en la Cámara de Diputados.
El asunto lo llevará la Fiscalía de Chihuahua, si los jueces timoratos se animan a judicializarlo, porque la mitad de los que hoy se encuentran en funciones también fueron metidos al Poder Judicial por Corral y Lucha Castro, a cambio, claro, de dinero y sometimiento.